Siendo uno de los grupos de organismos más abundantes y vistosos de los arrecifes coralinos en el Caribe, los corales córneos o gorgonias son poco conocidos. Ello se debe a las formas de crecimiento que adoptan, que hacen que las personas poco versadas en Zoología los confundan con algas o plantas marinas lo que provocó que fueran conocidos también como zoofitos ("animales-plantas"). Sin embargo a pesar de su apariencia vegetal, los gorgonáceos están entre los organismos más evolucionados del Phyllum Cnidaria al cual pertenecen junto a miembros más conocidos como las medusas, los corales pétreos, el barquito de guerra portugués y la hidra.
Los integrantes de este Phyllum se agrupan de acuerdo con sus características morfológicas y desarrollo evolutivo en las Clases Hydrozoa, Scyphozoa y Anthozoa. Esta última Clase se divide en las SubClases Hexacorallia, en la cual se agrupan los antozoos con pólipos provistos de tentáculos sencillos en número de 6 o un múltiplo de éste, y Octocorallia donde se ubican los celentéreos con pólipos de 8 tentáculos. En esta última SubClase se encuentra el Orden Gorgonácea, compuesto por colonias de forma generalmente erecta, ramificadas, con un eje definido o zona medular en la cual no penetran las cavidades gástricas de los pólipos, que son cortas. También existen formas incrustantes, algunas de las cuales como Briareum asbestinum pueden también desarrollar ramificaciones.
Se incluyen en este grupo aquellos pólipos coloniales que poseen ocho tentáculos rodeando la boca y son capaces de construir un endoesqueleto córneo flexible. Dicho esqueleto está formado por una varilla central, compuesta por partículas calcáreas unidas o fusionadas (Suborden Scleraxonia), o por una sustancia orgánica denominada gorgona, compuesta por proteínas y mucopolisacáridos con algún grado de calcificación (suborden Holaxonia). Rodeando este eje se presenta una gruesa mesoglea, perforada por tubos gastrodérmicos, que comunica las cavidades gastrovasculares de los pólipos, y por hendiduras que permiten que éstos se oculten ante condiciones desfavorables. Los pólipos de las gorgonias tienen en su mayoría zooxantelas simbiontes que les garantizan la mayor parte de sus requerimientos alimentarios. | Las colonias de algunas especies como Eunicea mammosa suelen ser muy ramificadas, otras como Gorgonia ventalina fusionan sus ramas a modo de enrejado, mientras que las colonias de Ellisella barbadensis carecen de ramificaciones. Otras especies como Briareum asbestinum y Erythropodium caribaeorum tienen formas incrustantes, y algunas como Plexaura homomalla (Jordan, y Nugent, 1978) pueden cambiar su forma en dependencia del ambiente que colonizan. En el caso de las especies zooxanteladas, el crecimiento de las ramas puede ocurrir en el sentido de la penetración de la luz, por lo que se pueden presentar formas arqueadas o inclinadas que han crecido sobre sustratos más o menos verticales. La coloración de las gorgonias resulta variable, dependiendo de las características y concentraciones de las zooxantelas, de los pigmentos presentes en los tejidos de los pólipos y de los minerales coloreados que componen las espículas calcáreas embebidas en los tejidos. |
Las gorgonias habitan los sustratos duros tropicales y subtropicales, resultando muy abundantes principalmente en los arrecifes. Según García-Parrado (1997) los miembros de este grupo también se pueden encontrar en aguas interiores y estuarinas, donde son capaces de tolerar las variaciones de salinidad típicas de esos ambientes, y en profundidades de hasta 4 000 m. En la composición y diversidad de las asociaciones de gorgonias influyen factores como la iluminación, la profundidad, la temperatura, la salinidad, la topografía del relieve, el régimen hidrometeorológico, la naturaleza del sustrato y la presencia de sedimentos o contaminantes.
Las gorgonias desempeñan un importante papel en los arrecifes gracias a su abundancia y longevidad, a su diversidad y complejidad estructural; el reciclaje de nutrientes (en el caso de las especies azooxanteladas que generan desechos), la formación de arenas (dada por el aporte de espículas); y la captura y sedimentación de partículas, por sus formas estilizadas (Gil, en línea).)