En una gorgonia se aprecian externamente dos componentes muy distintos: uno lo forman los pólipos, partes móviles que a primera vista semejan flores y el otro es el cenénquima, la parte de la colonia que conecta a los pólipos entre sí y les sirve de sostén. Por dentro el cenénquima está atravesado por pequeños canales que parten de las cavidades gástricas de los pólipos, denominados solenia y por los canales longitudinales, en los cuales desmbocan los primeros. Esta red de canales atraviesa toda la colonia transportando nutrientes y gases mediante las corrientes provocadas por las células ciliadas.

    En el cenénquima de varias especies del Suborden Holaxonia se han encontrado agrupaciones celulares en forma de cuerdas que aparentemente cumplen funciones de transporte ya que dentro de estas se han observado células secretoras de mucus, granulares y nematocitos inmaduros que desempeñan sus funciones en las partes de la colonia que comunican con el medio externo, y también zooxantelas. En Plexaura homomalla se ha observado que estas estructuras celulares atraviesan la epidermis del cenénquima y entran en contacto con el agua circundante, en la cual ocasionalmente descargan células, por lo cual se piensa que pudieran tener función excretora (Bayer 1974).

En el centro de cada rama y proporcionándole sostén está el eje, que de acuerdo a la naturaleza de su composición da origen a la división del Orden Gorgonacea en dos Subórdenes Scleraxonia y Holaxonia. Si observamos en el corte transversal de una rama, que su eje está compuesto por pequeñas partículas calcáreas (escleritos) fusionadas o muy unidas entre sí, estamos ante una especie perteneciente al Suborden Scleraxonia. Pero si está formado por un material córneo (gorgonina), que puede estar poco o muy calcificado, el ejemplar analizado pertenece al suborden Holaxonia. En este último Suborden durante el crecimiento de la gorgonia se van formando con una periodicidad casi anual capas diferenciables de gorgonina, de manera que cuando se hace un corte transversal en el eje, 2 cerca de la base de la colonia, se puede al contar estos anillos concéntricos inferir su edad asumiendo que cada uno representa un año.

Los escleritos juegan un papel muy importante no sólo en darle consistencia al cenénquima sino que influyen en la flexibilidad de las ramas, al parecer limitando sus movimientos. También su presencia en la periferia de los conductos gastrodérmicos puede evitar el colapso de estos durante las flexiones de las ramas (Lewis y Von Wallis 1991). Aunque varían mucho en tamaño y formas existe una composición típica para cada especie de gorgonia por lo cual analizando los escleritos de un ejemplar colectado se le puede identificar taxonómicamente. Sin embargo este patrón esclerital no es demasiado rígido y la forma de estas estructuras puede variar en respuesta a cambios ambientales, así se ha encontrado que los escleritos de colonias de una misma especie se van haciendo más rugosos, o sea presentan un mayor número de protuberancias, en la medida en que estas se encuentran en zonas más turbulentas (Alcolado, Corvea y González, 1980; Alcolado, 1985) o al regenerarse una porción de cenénquima después del ataque de un depredador los nuevos escleritos son mayores que los que estaban presentes originalmente (Jordan West, 1997).

Los gorgonáceos son animales diploblásticos, o sea, sólo presentan dos tejidos diferenciados, el ectodermo y el endodermo. El ectodermo forma la epidermis del pólipo y la capa externa del cenénquima, así como la capa de células que secreta el eje de gorgonina. El endodermo forma la gastrodermis del pólipo y recubre los solenia. Entre estos dos tejidos está la mesoglea, que es una capa formada por compuestos orgánicos complejos con células mesenquimatosas, granulocitos y los esclerocitos (Chapman 1966).

Existe un género del Suborden Holaxonia (Dendrobrachia) cuyos miembros no presentan escleritos calcáreos y presentan además un eje proteínico sin núcleo ahuecado y con surcos y bordes elevados con espinas, características por las cuales fueron ubicados durante mucho tiempo dentro del Orden Antipatharia a pesar de que sus pólipos presentan ocho tentáculos pinnados (Opresko y Bayer 1981).

 

Entre las células presentes en los tejidos de los gorgonáceos están los cnidocitos, características del Phyllum. Estas células ante un estímulo apropiado, que resulta de la combinación de una estimulación mecánica con la presencia de determinados compuestos orgánicos, descargan unas estructuras denominadas nematocistos, que tienen por función paralizar una presa o repeler un agresor. Generalmente los cnidocitod se encuentran en las gorgonias en densidades mucho menores que en otras especies de celenterados de acción urticante reconocida

 

Por su forma externa las colonias pueden semejar arbustos, abanicos, plumas o látigos. Aunque existen gorgonias que en dependencia de las condiciones del medio en que viven pueden crecer en más de una forma, esta generalmente es típica para cada especie. También hay colonias incrustantes, que adoptan la forma del sustrato que recubren.

 

La coloración de las colonias se debe a la combinación de dos factores: pigmentos presentes en los tejidos, los pigmentos de las algas simbiontes intracelulares del ectodermo y las sustancias coloreadas presentes en las espículas (Bayer 1961).

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